El relato de un hombre cansado de haber vivido ciertas situaciones.
Un libro que es el hijo de un rencor (o de muchos rencores
acumulados). ¿A qué llamamos madurar cuando no podemos
hablar sino por aparatos, cuando no pedimos permiso, cuando
insultamos, cuando creemos que podemos pisotear a los demás
o tenemos que dejarnos pegar? A veces hablamos de racismo
cuando no es más que el aprovechamiento de una victimización
lo cual es una herramienta de poder: mis antecesores sufrieron
(guerras, dictaduras, pobreza) y por tanto la sociedad (y hasta
sociedades ajenas) me debe proveer de vivienda, salud y hasta
el derecho de esclavizar. O esa cuestión de género: mi género es
el género que sufre y por tal razón busco alguien y sólo me importará
aquellas personas que son capaces de no dejarme caer en
el sufrimiento; sufrir el frío, el calor, el hambre o la falta de techo.
No es la misma realidad trabajar modelando una tanga que trabajar
doce horas en un taller para hacer esos trapos ¿quiénes son
o como son los que están de un lado y del otro lado de la tela? Y
usted… ¿cuán maduro/a es? ¿Cuál es su realidad?