Dueño de un estilo fresco y jovial, El último tango en San Telmo es el relato de una confusión. O mejor, un relato que pone en evidencia el entramado de malos entendidos y, sobre todo, de malas intenciones que posibilitan que una confusión fortuita y que podría pasar desapercibida devenga un asunto de mayor importancia, con tremendas consecuencias. A causa de un parecido físico fuera de lo común, Eduardo, un Contador que ronda sus cincuenta años, es tomado por el amante de la vecina de Manuela, una amiga de su esposa. Convencida de que se trata de la misma persona, Manuela hace partícipe a Claudia, otra amiga de ambas, del engaño de Eduardo.
Las charlas cotidianas tienen un lugar protagónico en la historia; así, somos testigos tanto de las disquisiciones femeninas como de las tradicionales conversaciones masculinas, aquellas que giran en torno al fútbol, las mujeres y la política, con las que el lector puede identificarse fácilmente. Su final inesperado inquieta y resulta aleccionador a la vez, generando el deseo de adentrarse en otras novelas de Emilio José Cid.